miércoles, 29 de abril de 2015

Alcancías de cerdito

¿Alguna vez te has preguntado por qué la mayoría de las alcancías son un cerdito?

La explicación no es muy elaborada ni tiene un antecedente histórico significativo, sino que sólo se reduce a la idea de que los cerdos son animales que, en su crianza, representan mucho más beneficios que costos. Es decir, tú puedes tener uno y alimentarlo hasta engordarlo y después lo puedes vender o puedes convertirlo en embutidos para tu consumo o también para comercializarlos, etc. Es una gran inversión.

Cuando rompes tu alcancía de cochinito y tomas lo acumulado para gastarlo, estás llevando a cabo el mismo proceso: aprovechando los recursos con los que "engordaste" a tu alcancía.




Caso aparte es la razón por la que en inglés a estos artículos se les llama "piggy banks". Pudiera concluirse de forma casi automática que "piggy" hace alusión a "pig", y estaríamos en lo cierto, pero no sin antes considerar que "pig" no sólo significa "cerdo" en español, sino que también se refiere al material que se usa para elaborar artículos de alfarería (barro). La gente de aquellas regiones anglosajonas acostumbraba guardar dinero en frascos o contenedores hechos de "pig" (barro), por lo que con el paso del tiempo comenzaron a llamarlos "pig jars" (frascos de barro) y posteriormente "pig banks" (bancos de barro).

Actualmente, al usar tal denominación, evidentemente pensamos más en el animal que en el material, pero siempre es importante saber que existe una diferencia.

Gracias por leer y QDLB.

viernes, 24 de abril de 2015

¿Por qué ser cristiano?


Primero tendríamos que definir qué es ser cristiano. En pocas palabras, se reduce a obediencia (Proverbios 3:1-2) y respeto a nuestro Dios (Mateo 21:37), siguiéndolo y haciendo lo que nos pide que hagamos aunque en ocasiones no lo entendamos o no sea precisamente lo que nosotros, envueltos en nuestra humanidad, queremos hacer (Mateo 26:42).
 
Ojo, no estamos hablando de llevar una vida llena de prohibiciones y restricciones, sino de completa libertad (Salmos 119:45) de permitir que el Señor nos transforme y en la que dejemos atrás todas aquellas cosas que nos hacen daño y que se alejan de lo que nuestro Padre quiere para nosotros.
 
La pregunta que da título a este texto puede responderse fácilmente si se hace alusión a la promesa de vida plena y eterna que el Señor nos hace a través de su Palabra (Juan 10:10). Sin embargo, podemos ir más allá y echar un vistazo a todas aquellas vidas que alguna vez estuvieron hundidas en el pecado y la perdición y que ahora en Jesús se han convertido en poderoso testimonio de salvación. Me llama la atención que hay personas que toman sólo algunos pasajes de la Biblia y los utilizan como fundamento para no creer, pero si lo que está ahí escrito no es cierto (según lo que ellos creen), ¿por qué se ofenden tanto con lo que leen? Mi hermano Ramón Lobo, en una conferencia que impartió para los matrimonios de la congregación, mencionó que si los textos bíblicos han de tomarse literalmente, debe hacerse con un criterio uniforme y no sólo considerando lo que “nos conviene”.
 
Es cierto que la Biblia narra algunas situaciones que, al menos yo, no termino de entender completamente y que además me parecen cruentas y violentas, pero eso no quiere decir que voy a dejar de creer o que mi fe se va a ver quebrantada por un pasaje que me impactó negativamente o que simplemente no entendí. ¿Sabes por qué? Porque cuando alguien acepta a Cristo en su corazón no lo hace sólo porque se sentó a leer toda la Biblia y después dijo: “bueno, está bien, voy a creer”. No, el estudio de la palabra es una parte muy importante de nuestro desarrollo y aprendizaje constante como cristianos (2 Timoteo 3:16-17), pero no es lo único que el Señor nos ofrece. Están también la comunidad, la oración, el testimonio, el amor cristiano, la amistad, la entrega, la forma en que todos trabajamos juntos para Él, etc.
 
Personalmente, la lectura de la Biblia ha sido una parte muy importante de la decisión que tomé de ser discípulo de Jesús, pero tuvo, tiene y tendrá siempre mucho más peso el buen testimonio que he recibido por parte de mi familia y amistades cristianas (Salmos 19:7). El conocimiento bíblico es sólo el principio de la tarea que todos los que seguimos a Jesús tenemos en la tierra. Sin duda es la herramienta más poderosa que tenemos para llegar al corazón de los inconversos y presentarles al Señor en toda su gracia y misericordia, pero debe complementarse siempre con nuestras acciones y voluntad para cumplir nuestro deber. De ahí la idea de que no se trata sólo de memorizar textos y sacarlos cuando la ocasión lo amerite, sino de realmente entender lo que estamos diciendo y darle la importancia que merece. Todo esto desde luego no significa que no haya pecado en las vidas cristianas o que se hayan vuelto perfectas, pero sin duda los que hemos dejado que Dios entre en nuestros corazones hemos experimentado una transformación que recomiendo ampliamente. El Pastor Gilberto Gutiérrez, líder de la congregación a la que pertenezco, mencionó hace poco que hay quien dice que somos cristianos por conveniencia… nada más cerca de la verdad. Y es que, ¿cómo no te va a convenir, si Dios te ofrece perdón, salvación y la eliminación de tus pecados, vida eterna y plena sólo a cambio de que creas en Él?
 
De modo que si en algún momento te has preguntado por qué eres cristiano o por qué alguien que conoces lo es, piensa que simplemente se trata de una oportunidad que no se puede dejar pasar. Dios no te pone como condición que leas la Biblia para ser salvo ni te obliga a hacer o no hacer nada, Él sólo quiere que creas en Él, y no porque eso le traiga algún beneficio, sino porque te ama tanto que quiere lo mejor para ti. Tan es así que envió a su hijo a morir en la cruz para salvarte (Juan 3:16). Piénsalo, y no te encierres en un versículo, más bien trata de empaparte más de las promesas del Señor y, entonces sí, toma una decisión más informada.
 
Que Dios te bendiga, siempre.
 
René Molina.